Pido perdón a los no creyentes y escépticos contra la Iglesia que ven en este artículo un recurso de la maquinaria clerical para defender su supervivencia: les pido perdón por haber contribuido con mi falta de humildad a aumentar su resentimiento y su parcialidad.
Pido perdón a Dios por haber contribuido a hacer de la racionalidad de la fe una idolatría.